Me he aficionado a la lectura de novelas independientes, de gente que es igual que yo: tienen una idea y lanzan un libro llenos de esperanza. Después se chocan contra la telaraña que supone la red y les resulta complicadísimo llegar al gran público. Me siento identificado.
La cuestión es que yo me tiré al vacío. Antes de eso leí miles de opiniones, vi tutoriales, consejos de escritura, barajé posibilidades... y al final, como la mayoría, me decidí por Amazon y Creatspace. Pienso que fue una buena decisión. Para lanzarlo leí y releí mi libro más de veinte veces. Pensé que ya estaba pulido cual diamante. Ahora, con el tiempo, puedo decir que aquello era una basura.
No era la historia lo que estaba mal. Hace poco lancé la tercera edición de "Los Ángeles Errados" corrigiendo decenas de errores que encontré en el camino. El problema fue la escritura. Cuando has repasado decenas de veces el mismo texto pasas por alto tus propios errores. Necesitas distancia y tiempo e, incluso, otros ojos que valoren tus palabras de forma objetiva.
No cometí el mismo error con "La Última Mandrágora". Desde el primer momento traté que el lector no tuviera que soportar mis errores; esos que ahora veo en muchas novelas independientes y con las que me siento identificado.
Os animo a dos cosas: a que le deis una oportunidad a esos autores independientes repletos de buenas ideas y a que cometáis muchos errores en vuestra primera novela. Aprender es complicado, pero bonito.
P.D.- Mi gran error ha sido que esa primera novela empezaba una saga. Espero que eso no trunque una buena historia. Un abrazo.